Entremeses – Finger food, Recetas light

Tostadas con espárragos y huevos de codorniz al Vinagre Balsámico de Módena IGP

Ingredientes (4 raciones)

4 rebanadas de pan integral

12 huevos de codorniz

8/10 espárragos verdes

1 dl de Vinagre Balsámico de Módena IGP

40 g de Parmigiano Reggiano rallado

Aceite de oliva virgen extra italiano

Romero

Laurel

Sal

Preparación

Autor: Monica Bergomi

Cocer los huevos de codorniz colocándolos en una cazuela pequeña con agua fría, llevar a ebullición y cocer durante 3 minutos, quitar el agua y enfriar en agua helada. En una cacerola, calentar el Vinagre Balsámico de Módena IGP diluido con 1 dl de agua; mientras tanto, quitar la cáscara de los huevos e introducirlos en un tarro para conservas, agregar el romero y dos hojas de laurel, y cubrir con el vinagre diluido bien caliente. Cerrar el tarro y, una vez enfriado, colocar en la nevera durante al menos 6/8 horas.

Lavar los espárragos y cortar la parte terminal del tallo más coriácea; cortar esta última en rodajas y cocer en un poco de agua ligeramente salada durante 8/10 minutos.

Colar las rodajas de espárragos y reducir en crema con la ayuda de una batidora, pasar por el tamiz para eliminar las fibras y añadir el Parmigiano Reggiano, una cucharada de aceite y algunas gotas de Vinagre Balsámico de Módena IGP.

Cortar en tiras delgadas los espárragos con la ayuda de un pelapatatas o una mandolina, partiendo de la base para llegar a las puntas, transfiriendo lo obtenido a un bol lleno de agua y hielo. Esta operación ayudará a que las tiritas de espárragos permanezcan crujientes.

Tostar el pan, repartir sobre las rebanadas la crema y las tiras de espárragos, previamente colados, secados y condimentados con aceite y Vinagre Balsámico de Módena IGP; terminar la preparación con los huevos de codorniz marinados cortados en gajos.

Hoy en día ya casi no se piensa en ello, pero la alternancia de las estaciones no marca solo el tiempo de la naturaleza, sino también nuestro organismo. Es más, nuestro organismo está en perfecta sincronía con la naturaleza. En invierno, mientras los campos descansan, nuestro metabolismo ralentiza, pero cuando las jornadas se alargan y la campiña se despierta, despuntan los primeros brotes y nosotros redescubrimos nuestra reserva de energía.

Entre los alimentos vinculados a la primavera están los huevos, las gallinas, pero también las codornices ponen huevos en base a las horas de luz solar: en los meses más rigurosos del año es muy difícil tener un suministro constante de huevos, mientras que de abril a septiembre los hay en abundancia, obviamente haciendo referencia a huevos de animales libres y felices.

El huevo de codorniz se usa como el huevo de gallina pero es más ligero, más delicado y con menos colesterol. Tiene muchas propiedades nutricionales, y es un importante alimento para quien sufre de alergia a pólenes. En efecto, los huevos de codorniz son un útil complemento en caso de alergia en general y sobre todo si el problema se refiere a los pólenes de gramíneas: en los huevos de codorniz hay microcantidades de trigo, maíz, cebada, centeno, que constituyen una eficaz terapia desensibilizadora a dosis bajas. Son ricos en fósforo, calcio, potasio, proteínas y vitaminas. Además, contienen colesterol HDL, el denominado bueno, y no contienen el colesterol LDL.

Por consiguiente, la naturaleza nos permite no comer las mismas cosas durante todo el año, sino aprender a cambiar, probar nuevos sabores y, por qué no, nuevas recetas como estas apetitosas tostadas con huevos marinados al Vinagre Balsámico de Módena IGP y espárragos; un excelente entremés, ideal también para una comida importante o, en dosis más generosa, pueden constituir un light-lunch completo desde el punto de vista nutricional.